retorno a los orígenes

El proceso de desarrollo personal que promulga el taoísmo se basa, principalmente, en retornar a la esencia primordial con la que nacemos, libre de condicionamientos, deseos o preocupaciones. Esta esencia no excluye, sin embargo, el proceso de aprendizaje y las experiencias que hemos vivido, sino que simplemente las depura para configurar una personalidad en armonía con el entorno.

Para lograr estar en sintonía con el Todo que nos rodea, es preciso adquirir una aptitudes que permitan una adecuada adaptación al medio en que vivimos. De esta manera, necesitamos desarrollar una mente objetiva que no se deje influenciar por los estímulos externos, un organismo que se mantenga con buena salud y que sea capaz de generar el calor natural con que contrarrestar los efectos adversos del frío y la humedad, y una actitud calmada pero activa, que nos permita afrontar las tareas diarias con que obtener los recursos necesarios para la subsistencia.

La sociedad actual, por el contrario, nos induce a mantenernos pasivos y acomodados, nos bombardea con miles de reclamos con el objetivo de crearnos necesidades superfluas, y no conduce hacia un tipo de personalidad caracterizada por la ambición y el acopio de recursos, aún a costa de perjudicar el medio ambiente que nos rodea. Lo que en conjunto implica un camino en sentido contrario al que, realmente, nuestro espíritu anhela dirigirse.

Por eso, el Camino del Tao requiere un trabajo mental y corporal que potencia tanto la fortaleza física como psíquica, y que nos permite construirnos a nosotros mismos con la energía adecuada para, incluso, vivir en la naturaleza si fuera necesario, sin sufrir en nuestro organismo las variaciones clímaticas, sociales o económicas.

Retornar a los orígenes requiere, en definitiva, un trabajo activo que nos sacuda por dentro, y que nos haga vibrar de nuevo con la intensidad necesaria para que estar en armonía con el Todo.

"En la mente humana existe un verdadero libro, pero está cerrado en ediciones fragmentadas. Existe una melodía real, pero está oscurecida por canciones ruidosas y danzas ostentosas. Los estudiantes deberían eliminar lo accesorio, y buscar directamente lo esencial; sólo entonces serán capaces de experimentarlo y servirse de ello."

Huanchu Daoren (hacia 1.600)

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